miércoles, 11 de abril de 2012

LA CLOACA BACRIMIZADA DE LOS GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN (PRIMERA PARTE), por Jesús Santrich, integrante del Estado Mayor Central de las FARC-EP

Falsimedia al servicio del imperialismo y la oligarquía vende patria

“EL CONTINUO ESTERCOLERO PERIODÍSTICO” Ó LA CLOACA BACRIMIZADA DE LOS GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN

“La verdad pura y limpia es el mejor modo de persuadir”.
(SIMÓN BOLÍVAR en Carta al Gen. Urdaneta, 3 agos. 1829; Vol. II).

PRIMERA PARTE.


La gran prensa de hoy se ha convertido en una especie de juez inicuo y, en palabras de Cicerón, “un juez inicuo es peor que un verdugo”.

En los centros de formación superior pululan las tendencias filosóficas encargadas de legitimar el capitalismo y los regímenes que de él se nutren; y en ese contexto, de manera especial, a través de los medios de comunicación, en realidad medios de desinformación monopolizados por las transnacionales, también el posmodernismo y el posestructuralismo se despachan con sus argumentos acomodados que priorizan y cultivan el endiosamiento del fragmento aislado de una realidad descontextualizada, propulsando con su frivolidad, distorsión y ocultamiento como características de la prensa falsa  de hoy, el conjunto de sus “modas”, y la justificación y prolongación de las relaciones sociales del modo de producción capitalista, verdadero monstruo que devora  sin piedad las entrañas de los amplios sectores explotados.

Desde los tiempos en que escribía en  La Gaceta del Rin, sin que aun fuera comunista  Marx todavía crédulo de que la transformación social se originaba en la “libertad de prensa”,  comenzaba ya a cuestionar el sometimiento que el periodismo tenía respecto a los empresarios. Se dará cuenta entonces,  de una realidad que permanece como constante: la dominación política de la burguesía es cotidiana, y se ejerce a través tanto de un presidente y de las fuerzas armadas como a través de otros mecanismos permanentes como leer la prensa, una revista, hoy diríamos mirar la tele, escuchar la radio, navegar en internet; o cualquier otro procedimiento elemental como jugar al futbol. Poco a poco así se construyen escenarios donde la sociedad reproduce la hegemonía del sistema sobre la subjetividad popular.

A semejantes enemigos tenemos que enfrentarnos si queremos darle utilidad a la vida combatiendo la alienación; una utilidad que vaya más allá del simple interés personal, pues como nos lo recuerda  Goethe “ una vida inútil equivale a una muerte prematura”, así que hay que darle sentido a nuestro breve paso por la tierra realizando obras que dignifiquen a la humanidad.

Recordando al filósofo Friedrich Schiller podríamos decir que “Así como la gracia es la expresión de un alma bella, la dignidad lo es de un carácter sublime”. El ser humano debe tener el propósito de encontrar la armonía entre esas dos naturalezas si lo que se quiere es obrar con total y plena humanidad. De tal suerte que, entonces “la serenidad en el padecer, que es en lo que consiste realmente la dignidad”, se vuelve - aunque sólo indirectamente, por un raciocinio- “representación de la inteligencia en el hombre y expresión de su libertad moral”.

Para Schiller “no sólo en el padecer - en sentido estricto, en que esta palabra significa únicamente afecciones dolorosas-, sino en general en todo fuerte interés de la facultad apetitiva, debe el espíritu probar su libertad, vale decir que la dignidad debe ser su expresión”.

La soberanía de la conciencia, su autonomía respecto al yugo de lo instintivo son esenciales para la emancipación, y lo son también para poner freno a la dominación o al embrutecimiento mismo que a toda costa, a través de sus aparatos ideológicos que incluyen los de desinformación y propaganda, buscan las clases explotadoras imponer con su poder para mantener la sumisión.

De por si la institucionalidad burguesa es un engranaje dispuesto para la dominación; las instituciones estatales, económicas, educativas, religiosas, políticas…; los partidos y obviamente los medios de comunicación juegan ese papel de una u otra forma. Pero para el caso de los medios ese papel es preponderante y muy dinámico. Por ello, desde los tiempos en que se escribió el 18 brumario, el marxismo cuestiona el mito burgués de la llamada  “prensa independiente”: cada periódico, indica aquel escrito, expresa un partido político en el terreno ideológico.

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