domingo, 17 de enero de 2010

Cuba, Rosa Luxemburgo y las gallinas, por Manuel David Orrio




La Habana,10/01/14.- Casi medianoche en La Habana, y este periodista aporrea el teclado mientras se pregunta si en este 15 de enero del 2010 la prensa criolla accesible al cubano de a pie publicará un enfoque integral acerca del pensamiento de Rosa Luxemburgo, cuyo 91 aniversario de asesinada se conmemora ese día.
Nada gratuita, la interrogante. Una simple búsqueda por las páginas digitales de Cuba que abordan la personalidad y el pensamiento de la comunista polaco-germana, incluído un importante discurso de Ricardo Alarcón, parecen mostrar como tendencia la que señaló Aurelio Alonso en una exposición titulada “Rosa Luxemburgo: una mujer demasiado revolucionaria” (1)
Según Alonso, la gran luchadora por los oprimidos sufrió a lo largo de décadas algo parecido a un “tapado político”, un deliberado intento de ocultar la explosiva integralidad de su pensamiento. Para el investigador cubano, Luxemburgo “resulta demasiado coherente como revolucionaria para ser vindicada por la marxología y demasiado hereje para ser vindicada por el marxismo que se oficializó (o sea, el stalinismo y sus derivados, acota este periodista). Aunque también demasiado relevante como revolucionaria para haber quedado fuera de la historia escrita”. (2) Más claro, ni el agua: “No fue desaparecida como fueron desaparecidas muchas de las figuras notables de los primeros años de la revolución bolchevique, de la construcción del socialismo en la URSS. No fue borrada, pero sí ‘tapada’, tapada con dos frases: la primera, para reconocer que es una gran revolucionaria alemana de principios de siglo (XX), junto a Carlos Liebknecht, y la segunda, para recordar que polemizó con Lenin desde posiciones erróneas” (3).
No es momento de iniciar una discusión bizantina a propósito de si en esas polémicas tuvo razón Lenin, desde la praxis de hacer una revolución como la de Octubre, o Rosa, ojo de águila que vio los peligros emboscados a lo largo del camino bolchevique. A fín de cuentas, la implacable Historia dio la razón a ambos: a Lenin, por crear revolucionariamente el primer Estado de obreros y campesinos del planeta; a Rosa, por señalar en unas cuantas palabras lo que al fín y al cabo dio al traste con el llamado socialismo real, con una forma de organización política en la cual socialismo y democracia no fueron alas del mismo pájaro. Demostrado está que el capitalismo puede reproducirse sin democracia; pero, de seguir a Rosa Luxemburgo, no menos demostrado está que socialismo sin democracia es imposible.
La perra, la maestra vida, parece haber dado la razón a Rosa, cuando afirmó: “Una cosa es segura, incontestable, sin una prensa libre y sin trabas, sin la libertad de reunión y asociación, la dominación de las amplias capas populares es imposible...la libertad sólo para los partidarios del gobierno, sólo para los miembros de un partido – no importa cuán numerosos sean – no es la libertad. La libertad es siempre la libertad para el que piensa de manera distinta…La práctica del socialismo exige un cambio completo en el espíritu de las masas aplastadas por siglos de dominación de la clase burguesa… Sin elecciones generales, sin libertad de prensa y de reunión ilimitadas, sin una lucha de opiniones libre, la vida se mengua en todas las instituciones públicas, vegeta, y la burocracia queda como el único elemento activo…la tarea histórica del proletariado cuando toma el poder es la de sustituir la democracia burguesa por la democracia socialista, y no la de suprimir toda democracia”. (4)
Y esa democracia socialista, a la cual Rosa no vaciló en llamar dictadura del proletariado… “tiene que ser la obra de la clase y no de una pequeña minoría que dirige en nombre de la clase; es decir, ella debe ser la expresión leal y progresiva de la participación activa de las masas, ella debe sufrir constantemente su influencia directa, estar bajo control de la opinión pública en su conjunto, manifestar la educación política consciente de las masas populares.” (5)
Nunca en mi vida he podido leer tales párrafos en un periódico cubano, cuando de contar de Rosa Luxemburgo se trata. Entretanto, un andaluz defensor de Cuba me pregunta por correo electrónico si es verdad lo que el contrarrevolucionario y doble agente por conveniencias Elizardo Sánchez Santacruz declaró a Reuters el 14: 24 pacientes muertos de hipotermia en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, a causa de las bajas temperaturas habidas en la zona donde radica esa institución (6). Acudo a mis contactos, y un médico que labora en ese hospital menciona la cifra de 28, fallecidos a lo largo del mes por hipotermia y causas respiratorias, no obstante mejoras diversas en la atención a los pacientes. Siento a mis espaldas el hálito de Rosa, cual orden de ser consecuente con las palabras que acabo de citar, y me pregunto si la prensa criolla reportará lo que realmente acontece en el llamado Mazorra.
Rosa, la hereje Rosa que murió asesinada por la derecha alemana, pero ya se sabe que con la complicidad de la socialdemocracia del país donde lidereó una revolución, invita a muchas preguntas cuando del futuro del socialismo en Cuba se trata. Desde luego, no caben dudas de que en la tierra de José Martí existen quienes continúan el juego de “tapar” a Rosa, de ocultar la integralidad de su pensamiento, donde queda claro que, para ella, la democracia lograda en el capitalismo es incompleta, y toca al socialismo completarla como valor en sí mismo. Completarla, no eliminarla o coartarla. Y, en ese aspecto, desde los albores del siglo XX, la Rosa asesinada y el agonizante Lenin se dan la mano. Baste consultar los últimos escritos de éste, cuando con indudable horror vio la naturaleza del Estado burocrático y del Partido no menos burocrático que ya le aporreaban la puerta.
Pienso en ésos que también en Cuba intentan “tapar” a Rosa y, como Lenin en su momento, afirmo: “Rosa es un águila, y sus críticos son como las gallinas” (7).
Notas:
1) Aurelio Alonso Tejada. Rosa Luxemburgo: una mujer demasiado revolucionaria. Exposición realizada en el Encuentro Internacional Rosa Luxemburgo y los problemas contemporáneos, que tuvo lugar en La Habana los días 11 y 12 de febrero de 1999. Consultable en Rosa Luxemburgo: una rosa roja para el siglo XXI. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. La Habana, 2001.
2)Ibídem. Pág. 164.
3)Ibídem. Pág. 163
4)Ibídem. Pág. 166-167.
5)Ibídem. Pág.167..
6)http://lta.reuters.com/article/domesticNews/idLTASIE60D1F520100114
7)Fernando Martínez Heredia. Socialismo y Democracia: una larga historia. Exposición realizada en el Encuentro Internacional Rosa Luxemburgo y los problemas contemporáneos, que tuvo lugar en La Habana los días 11 y 12 de febrero de 1999. Consultable en Rosa Luxemburgo: una rosa roja para el siglo XXI. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. La Habana, 2001. Pág. 150..

¡El SIDA es un montaje!, por Dax Toscano Segovia


A través de la lectura de una entrevista publicada en Insurgente realizada a Jesús García Blanca, el entrevistador llega a conocer a este personaje que, como el revolucionario de Tréveris, utiliza la duda como un mecanismo adecuado para llegar al conocimiento efectivo de las cosas para así no quedarse en la superficie. Que las personas salgan del mundo de las sombras, a decir de Platón, o que pasen del mundo de la seudoconcreción al de la concreción, a decir del gran revolucionario y teórico marxista Karel Kosik, es lo que García Blanca parece proponer a través de sus ideas.
Autor de “El rapto de Higea”, libro que a simple vista va a producir un remezón en los centros de poder económico, político y académico por las tesis que sostiene, García Blanca cuestiona las ideas vertidas en el campo de la medicina, principalmente las relacionadas con el SIDA, desenmascarando un sinnúmero de mentiras que son permanentemente reforzadas por la industria mediática a través de una poderosa campaña propagandística, tal como ha sucedido con el tratamiento informativo de la famosa gripe A(H1N1), así como por la propia ciencia que, según el entrevistado, se ha convertido en una nueva religión.
Sobre esto y otros temas relacionados directamente con la salud, Jesús García Blanca expone algunos pensamientos que clarifican mejor el panorama en este campo en el que (no puede ser de otra manera en el capitalismo) hay intereses económicos e ideológicos determinados, cuyo propósito es mantener sometida a la población.

¿Cómo defines lo que es la salud?

Como un proceso en el que también se incluye lo que habitualmente llamamos “enfermedad”. Desde ese punto de vista, salud y enfermedad son dos caras de la misma moneda, las oscilaciones de un péndulo que corresponden a momentos de equilibrio y momentos de desequilibrio. La auténtica Salud es la capacidad del organismo para desatar procesos autocurativos, crisis de restablecimiento del equilibrio. Se trata de una visión dinámica más cercana al Higienismo y opuesta a la que podríamos llamar oficial que concibe la salud como un “estado”. De este modo, los sistemas sanitarios no se ocupan de mantener la Salud, sino de gestionar enfermedades.

¿Son válidos los parámetros establecidos por las instituciones médicas para establecer que una persona goza o no de salud?

Todos los parámetros, protocolos, criterios, resultados, comparaciones, estadísticas, estudios... establecidos por las instituciones médicas sirven a sus propios fines y responden a su lógica de funcionamiento. Como te he dicho antes, tienen que ver con la gestión de las enfermedades, no con la Salud. Un ejemplo sencillo: una persona con 39 grados de fiebre está “enferma” según los parámetros oficiales y en correspondencia con ello se le receta un antipirético; eso es gestión de la sanidad. Desde el punto de vista dinámico de la Salud, la fiebre es un signo de que el organismo está trabajando y por tanto una señal evidente de que goza de salud para afrontar la crisis.

¿Las personas, bajo el sistema capitalista, pueden gozar de salud?

La salud implica armonía, algo que en muchos sentidos se opone al Capitalismo. Eso no quiere decir que no existan lo que podríamos llamar “islas de salud en el océano del Capitalismo”, pero siempre a pesar de él, a la contra de sus imposiciones.

¿Qué elementos son necesarios para que las personas y los colectivos sociales puedan disfrutar de salud?

Poner a disposición de la gente conocimientos básicos para comprender cómo funciona nuestro organismo, nuestro sistema autocurativo, nuestras enormes capacidades naturales. “El conocimiento conduce a la esperanza”, decía Wilhelm Reich. Del sometimiento sanitario a la autogestión de la salud.

¿El stress es una enfermedad o solamente un estado de ánimo producto de determinadas circunstancias?

Si aplicamos lo dicho sobre la Salud, no tiene sentido distinguir entre “enfermedad” y “estado de ánimo”; todo está relacionado: lo físico, lo anímico, lo emotivo, lo mental, lo espiritual... El stress es un desequilibrio. Lo que ocurre es que los desequilibrios pueden ser pequeños y por tanto fácilmente asumibles por el organismo, o pueden ser profundos -muchas veces debido precisamente a la gestión errónea que la medicina alopática hace de la crisis- y provocar graves deterioros o incluso la muerte.

¿Cómo influye el consumismo en la salud de las personas?

La lógica del “consumismo” tiene que ver con la simplicidad, la dependencia y la velocidad. Llevado al terreno de la salud implica seguir la lógica absurda de buscar remedios rápidos contra supuestos “síntomas de enfermedades”. Resultado: acumulación de errores: se acallan señales de alarma del organismo con productos tóxicos y, lo que es más grave, dejamos intacto el origen del problema.

¿Cuál es la relación que existe entre la catástrofe ambiental que vivimos y la salud?

En un ecosistema, todo está relacionado: el estado de salud del planeta influye decisivamente sobre el estado de salud de sus habitantes, de igual modo que el comportamiento de éstos influye sobre su entorno.

¿Las drogas son negativas para la salud?

La experiencia me dice que no todo el mundo entiende lo mismo por “droga”. ¿Hablamos de sustancias prohibidas? ¿De medicamentos? ¿De tabaco, café y alcohol? En un sentido general, te diría que no hay casi nada esencialmente negativo o positivo. Lo que convierte algo en negativo o positivo es el uso que hagamos de ello. ¿Es positivo un martillo? ¿Es negativo? Depende de lo que hagamos con él.

¿Cómo consideras tú que debería tratarse el tema de las drogas con la juventud?

“Ilustración farmacológica”, como dice Antonio Escohotado, el autor que, desde mi punto de vista, ha estudiado este tema de modo más exhaustivo y riguroso.

¿Qué puedes decir sobre el manejo mediático que se hace sobre el tema de la salud y las enfermedades?

Los medios de comunicación utilizan como fuente para sus noticias sobre salud y medicina –y sobre ciencia en general- las publicaciones científicas. El problema es que esas revistas especializadas cumplen una misión de adoctrinamiento de la misma forma que lo hacen los medios de masas, sólo que a un nivel superior de complejidad y por ello con mayor impunidad.

Las propias revistas científicas han publicado estudios que demuestran la influencia determinante de la Industria farmacéutica y la censura que se ejerce sobre la publicación de artículos a través de un sistema llamado “peer review”, que no es otra cosa que un filtro establecido por determinados expertos que defienden los planteamientos oficiales y los intereses de las multinacionales de un modo escandaloso. El problema no es puntual, sino estructural; las publicaciones científicas pueden muy bien considerarse auténticas “encíclicas” de la religión de la modernidad: la Ciencia.

¿Cuál es la relación que se establece entre poder, miedo, salud, enfermedad y parálisis social?

Yo añadiría un ingrediente fundamental: la mentira; la mentira es consustancial con el Poder. Creo que la mezcla destructiva de miedo y mentira produce lo que has llamado “parálisis social”. En cuanto a la salud y la enfermedad son espacios donde actúa el Poder, ámbitos dominados por la parálisis social, la mentira y el miedo.

¿El tema de salud es un mecanismo para el control social?

Más que un mecanismo, es un territorio donde se ejerce el poder. Lo que Carlos Lerena llamaba –en su caso refiriéndose a la Educación- “una jurisdicción de poder”.

¿Es el sida un mito?

Es un montaje. Un montaje intencionado, perpetrado en las entrañas del Imperio, es decir desde determinadas agencias de su Sistema Sanitario: los CDC –Centros para el control de las enfermedades- y el EIS –Servicio de Inteligencia de Enfermedades.

¿Cuáles son las mentiras fundamentales que se han tejido alrededor de ésta enfermedad, si realmente existe como tal?

• Es mentira que el “SIDA” sea una enfermedad; es un montaje que toma como base problemas de salud reales y conocidos para inventar una falsa pandemia.
• Es mentira que el “VIH” haya sido aislado. Robert Gallo llevó a cabo un fraude intencionado falsificando los resultados obtenidos por su equipo.
• Es mentira que los “test del SIDA” sirvan para diagnosticar; todos los “seropositivos” son falsos positivos; es una etiqueta que te introduce en un engranaje destructivo.
• Es mentira que los “antivirales” sean tratamientos contra el “SIDA”; son venenos tendencialmente mortales que están produciendo los efectos que posteriormente se atribuyen al “VIH”.
Las transnacionales de medicamentos han puesto la ciencia a su servicio para fabricar enfermedades, mentir sobre el efecto de ciertos medicamentos e inducir a la población al consumo de los mismos. ¿Qué puedes decir al respecto?
No creo en una interpretación exclusivamente económica de estos problemas. El capitalismo ha impuesto esas reglas de juego y de pensamiento. Y los autodenominados “anticapitalistas” están atrapados en ellas.
Lo que planteas es cierto, pero es sólo la lectura más superficial del problema.

¿Cómo identificar las mentiras que se tejen alrededor del consumo de ciertos medicamentos, como en el caso del Tamiflu para supuestamente combatir la gripe A (HN1N1)?

¿Cómo identificar las mentiras a secas? Buscando siempre en el bando rebelde, entre los que nadan a contracorriente. Y ello por una razón de peso: quienes se oponen a una determinada teoría, concepción o planteamiento es porque lo ha estudiado a fondo –casi siempre incluso más a fondo que sus propios defensores- y se encuentran por tanto en mejor disposición para proponer alternativas, identifican errores y descubrir manipulaciones.

¿Ésta enfermedad es otra creación mediática fantástica?

Existen elementos suficientes para apuntar la “gripe A” a la lista de pandemias inventadas. Pero no perdamos de vista que este tipo de montajes tienen, por desgracia, consecuencias muy reales: mentiras, pavor, envenenamiento, stress, y en algunos casos la muerte. Afortunadamente, esta última invención les ha salido mal, y confío en que eso sirva para que mucha gente empiece a replantearse otras historias. Por otra parte, yo precisaría que los medios no son los responsables últimos de estos montajes, cumplen su función, que es –como explica magistralmente Pascual Serrano en su último libro- la desinformación, pero no son la única instancia implicada, más bien sirven a otras instancias de Poder mucho más complejas.

¿Cuál es tu criterio sobre las medicinas tradicionales, naturales y las homeopáticas?

Yo me apunto a la radicalidad higienista: “no medicinas alternativas; sino alternativas a la medicina”. Otra cosa es que cada cual decida responsablemente y con información suficiente buscar ayuda de tal o cual remedio o terapia. En este sentido, las medicinas tradicionales, las naturales o la homeopatía son desde luego mucho menos agresivas que la alopática oficial. Pero lo esencial, desde mi punto de vista, es mantener siempre el control sobre nuestra salud y no entregarnos ciegamente a la dependencia de un sistema sanitario o un terapeuta concreto, sea el que sea y practique la medicina que practique.

¿Qué piensas de la afirmación que ciertas personas hacen de que el vegetarianismo es una opción de vida para enfrentar al sistema capitalista?

Sinceramente, creo que haría falta un cambio mucho más profundo y radical para poder afirmar lo que dices. No sólo importa lo que haces, sino como lo haces. Si dejamos de comer carne para consumir vegetales, no me cabe duda de que el Mercado se reciclará –ya lo hace en parte. Otra cosa sería que cada cual plantara un pequeño huerto o que nos organizáramos en comunidades autosuficientes; si esto se hiciera a gran escala, quizá cabría una posibilidad de oponerse al Mercado.

15 de enero de 2010

viernes, 8 de enero de 2010

CONTRAOFENSIVA IMPERIALISTA, RESISTENCIA Y ALTERNATIVA DESDE LOS PUEBLOS, por Iñaki Gil de San Vicente


Amigas y amigos, mi intervención en este debate internacional e internacionalista está condicionada por la premura de tiempo, por la rapidez con la que he tenido que elaborar unas notas sobre los cinco conceptos que forman el título del panel: contraofensiva, imperialismo, resistencia, alternativa y pueblo. Son por tanto notas concisas, básicas, casi lacónicas, que buscan lo esencial. Terminaré con un resumen sobre lo dicho.

CONTRAOFENSIVA

Pienso que ha sido un acierto de la organización del evento hablar de contraofensiva imperialista en vez de simple ofensiva, y ello por dos razones. La primera, porque hasta los mismos comentaristas burgueses dijeron hace unos años que el imperialismo yanqui había “descuidado” lo que denominan “su patio trasero”, las Américas. Convencido a finales de los ’80 y comienzos de los ’90 que la lucha revolucionaria en este continente agonizaba, que Cuba estaba al borde del hundimiento, el imperialismo yanqui se volcó en otras áreas del planeta. Debemos decir de inmediato que ese “descuido” no fue total y absoluto porque las bases militares, las empresas yanquis, los tentáculos de los EEUU, sus embajadas, no dejaron nunca de estrujar a los pueblos de las Américas. De la misma forma en que no hubo nunca una “guerra fría” desde 1945 hasta 1990, sino multitud de conflictos sangrientos y calientes, dictaduras y sistemas de terror y terrorismo contra las clases y naciones rebeldes, tampoco el imperialismo ha descuidado sus intereses en los últimos años. Además, en los últimos años hemos sufrido el giro a la derecha de México y de Perú, el rearme de Colombia, el reformismo cobarde y genuflexo, arrodillado, en Chile y Argentina, etc. Cualquiera que conozca las relaciones históricas de dependencia de las burguesías latinoamericanas hacia los EEUU, sabe que los servicios yanquis, sus consejeros, están siempre detrás de las decisiones que benefician a las transnacionales y a las burguesías autóctonas, y que empeoran las condiciones de vida y trabajo de los pueblos.

En el fondo, la tesis del “descuido” significa un profundo desprecio hacia la demostrada capacidad creativa y de recuperación de los pueblos aplastados durante siglos, capacidad que se ejerció precisamente cuando más eufórico estaba el imperialismo por la implosión de la URSS, por las grandes dificultades de Cuba durante su heroico “período especial”, por la demostración aparente de fuerza militar en Irak y en otros sitios, por la evolución económica mundial, la fidelidad absoluta de las burguesías latinoamericanas al neoliberalismo, etc. Mientras los profetas del fin de la historia auguraban que el siglo XXI sería el “siglo yanqui”, solamente enturbiado por el “fundamentalismo islámico”, en las Américas se reorganizaban las fuerzas de la libertad y de la revolución, como también lo hacían en África y Asia, e incluso en Europa. Además, esta recuperación se ha hecho en muy buena medida superando por la izquierda a las fuerzas reformistas y a las “revolucionarias” que, en la práctica, han retrocedido a una socialdemocracia keynesiana respetuosa con el capital.

No es la primera vez, ni será la última, que la autoconfianza triunfalista de las clases dominantes es superada por la efectividad silenciosa de la zapa del viejo topo, como anunció Marx, que va minando las bases del poder, sus cimientos. Todo poder dispone de un sistema de alerta que le indica que el viejo topo avanza en su tarea de minado y que le propone medidas de contraminado, de contrainsurgencia y de contraofensiva. Pero este sistema queda obsoleto ante la inventiva revolucionaria, y sobre todo, cada determinado tiempo, resulta incapaz de cumplir su cometido por lo que entonces recurre a otros aparatos del Estado burgués, a los más terroristas, al ejército. El imperialismo en su conjunto y el yanqui en concreto, se encuentra ahora en esta fase, en la de movilización de sus ejércitos y de otros recursos represivos, como las fuerzas reaccionarias dentro de cada pueblo y Estado, como es el caso del golpe en Honduras, las bases militares en Colombia y la desestabilización generalizada en todas partes, por no extendernos. El imperialismo ha pasado a la contraofensiva porque han sonado las alarmas en Washington y en el Pentágono.

Dejado esto claro, debemos avanzar un poco más en la caracterización de contraofensiva. Aquí llegamos a la segunda razón del acierto de hablar de contraofensiva más que simple ofensiva imperialista. No pensemos que aquella está siendo exclusivamente militar y paramilitar, que es cierto, tampoco pensemos que, además de esto, se va a limitar a lo que se denomina “guerra de cuarta generación” en la que la destrucción de la conciencia, voluntad y subjetividad del pueblo atacado juega un papel clave, que también. Ahora es más que eso. Una pista definitivamente clarificadora de lo que es la contraofensiva actual nos la ofrece la concesión del Premio Nóbel de la Paz a Barack Obama, presidente de la mayor potencia criminal y terrorista habida en la historia. Cuando una de las instituciones básicas en la legitimación de la cultura eurooccidental como el la Fundación Nóbel otorga el premio de la “paz” al responsable directo de las atrocidades en muchas regiones del globo es que el imperialismo en su conjunto, y no sólo el de los EEUU, necesita desde ahora dar una cobertura ideológica muy precisa a la contraofensiva generalizada a escala mundial que está lanzando.

Porque además de reconquistar definitivamente el subcontinente americano a partir de un triple ataque --desde las bases andinas, desde el interior de los pueblos y desde las fuerzas aeronavales que rodean en subcontinente-- que se desarrollará escalonadamente partiendo de lo ya realizado, también se trata de reafirmar la hegemonía yanqui a escala mundial, con el inestimable apoyo del euroimperialismo. Un arma clave para este objetivo es la lucha ideológica y el monopolio de la “paz” por el capitalismo occidental. Todas las doctrinas en contrainsurgencia insisten en la importancia de la legitimación del orden capitalista, en el uso como arma beligerante de los “derechos humanos” burgueses como justificación de las “guerras humanitarias”, y en el fundamental papel de la industria político-mediática en la fabricación de “argumentos” a favor del imperialismo. Pero de aquí a otorgar el Premio Nóbel de la Paz a su responsable máximo había un trecho que ya se ha cubierto: a partir de ahora quien critique a los EEUU será tildado directamente de “enemigo de la paz”. Semejante acusación se oficializó desde que la Administración Bush II creó el concepto de “eje del mal” que había que destruir a cualquier precio para garantizar la “democracia”.

Se tardó poco tiempo en demostrar que Bush, Blair y Aznar mentían descaradamente. Para recuperar algo del prestigio ético perdido con tanta mentira, y para reforzar la contraofensiva ideológica, el imperialismo necesitaba un enganche atractivo que volviese a alienar a las decenas de millones de personas que repudiaron el cinismo y la falsedad del poder. La Fundación Nóbel ha corrido en apoyo descarado del capital cuando éste más necesitaba una nueva imagen. Es cierto que esta Fundación había intentado mantener cierta imagen de neutralidad para ocultar su conservadurismo pero ahora no ha dudado en optar por el bando de los opresores precisamente en uno de los problemas “eternos”, el de la paz. Muy mal deben ver el futuro del sistema cuando han echado por la borda una larga tradición mistificadora poniendo al descubierto sus verdaderos intereses. De este modo, la contraofensiva imperialista actual se caracteriza por atacar en todos los frentes.

IMPERIALISMO

La decisión de la Fundación Nóbel ha sido aplaudida por las fuerzas vivas del capitalismo y la razón es que éste necesita otra imagen externa, necesita cambiar de piel. Todas las culebras lo hacen, y la que no hace muere.. En este caso se trata de contrarrestar en algo el desprestigio masivo de los EEUU en el mundo mediante el lavado de cara pero no por simple marketing publicitario sino porque esta nueva imagen, la de un presidente norteamericano no blanco, “demócrata” y “dialogante”, que incluso busca instaurar una especie de seguridad social para las más amplias masas de empobrecidos, enfermos y hasta hambrientos, tiene como función, por un lado, encontrar nuevos aliados en los gobiernos del mundo; por otro lado, fortalecer la eficacia de la guerra cultural, propagandística e ideológica occidental sobre continentes enteros, sobre miles de millones de personas no occidentales a las que se necesita engañar con la nueva piel del monstruo y, por último, y como objetivo decisivo que subsume a los dos anteriores, crear una especie de mundo virtual propagandístico que ensalce el espíritu “renovador” y “abierto” de los EEUU representado en Obama mientras que en la realidad el imperio endurece y amplia sus agresiones.

Por ejemplo, mientras la imagen de los EEUU mejora algo en la prensa, en la realidad aumentan los bombardeos terroristas en Pakistán y Afganistán, e Irak sigue desangrándose. Israel continúa asesinando palestinos, e Irán está sufriendo presiones crecientes. El golpismo y el militarismo criminal se extienden por Latinoamérica. ¿Y qué decir del bloqueo económico, sanitario y científico a Cuba? Los EEUU han abierto un poquito el grifo de las visitas y de algún que otro derecho, pero nada más: se trata, otra vez, de una operación de imagen ante uno de los cercos permanentes más rechazados por el mundo entero. La agresión a Cuba y a otros muchos pueblos nos lleva al asunto del Tribunal Penal Internacional, de las torturas y de los abusos impunes de las tropas yanquis, problema terrible que la Administración Obama aseguró que resolvería y que sigue existiendo. Peor, se ha fortalecido en varios de sus capítulos como se ve en las directrices de acción de las tropas yanquis en la invadida Colombia. Los presupuestos militares aprobados por el gobierno Obama son descomunales mientras se ensalza el “pacifismo” de la Administración yanqui, pero se inyecta suma desquiciantes de dólares en las más modernas tecnologías de la muerte y del terror. Los militares norteamericanos son conscientes de que necesitan una aplastante superioridad tecnológica para mantener a raya las ansias de libertad de los pueblos, y por esto han hecho que nada menos que el 57% de las inversiones en tecnociencia estén dedicadas a la ciencia del exterminio y del terror.

Se nos presenta a Obama como el resultado del típico “sueño americano” realizado superando tremendas dificultades, una especie de Mesías en tiempo de infortunio aupado a la presidencia por millones de votos obreros y populares y gracias al descrédito de los republicanos. Pero tanto su carrera política como los pactos y acuerdos que hizo con otros sectores políticos, con la prensa y con los grandes poderes económicos, son los que realmente le han sentado en la Casa Blanca, sin su visto bueno jamás hubiera llegado a presidente. Son ellos, por un lado, los que ahora le obligan a comerse las promesas que hizo sobre los aspectos centrales del militarismo yanqui. Mientras tanto, la derecha republicana, más compacta y activa que derecha demócrata, se prepara para cuando retome el poder oficial en Washington. Pero por otro lado, es objetivamente imposible y racionalmente impensable que Obama, como persona sin avales, protectores y patrocinadores, sin eso que llaman “equipo”, hubiera llegado a la presidencia de los EEUU siendo un auténtico demócrata que rechaza activamente la injusticia y la opresión y que lucha por los derechos sociales. La maquinaria política yanqui, extremadamente selectiva y burocratizada, dependiente del dinero de las grandes empresas, le habría negado la participación en la “carrera política” desde el primer momento, o le habría expulsado fulminantemente desde el segundo momento.

A la vez, protegidos por la nueva imagen pacifista y dialogante yanqui, el autoritarismo y la reacción crece en la Unión Europea. Por ejemplo, en el Estado español el anuncio de la Fundación Nóbel fue inmediatamente aprovechado para embellecer la política reaccionaria y especialmente la aplicada contra el pueblo vasco. La militarización imperialista europea, que se plasma en la OTAN como uno de los pilares decisivos del proyecto de hegemonía occidental para el siglo XXI, ha multiplicado sus proclamas pacifistas, que se suman a las anteriores sobre los “derechos humanos” en su concepción burguesa y sobre esa aberración ética que es la “guerra humanitaria”. La OTAN es uno de los brazos armados más poderosos del imperialismo en estos momentos, pero está destinada a ser el brazo armado decisivo en poco tiempo, tanto para las guerras de invasión, ataques preventivos, operaciones de castigo, sabotaje selectivo, etc., como para las nuevas represiones militarizadas que se están desarrollando en el interior de los capitalismo imperialistas denominados tramposamente “céntricos” o del “norte”. La integración policial-militar, la militarización de lo policial y la policialización de lo militar, junto con nuevas leyes penales, semejante transformación inserta en la “política de seguridad”, es una de las nuevas tareas de la OTAN.

Para justificarla la propaganda masiva y permanente sobre el pacifismo, los derechos y el humanitarismo –siempre en su sentido burgués-- tiene en la UE el objetivo de fortalecer la ideología imperialista y racista, eurocéntrica, de que el futuro de la civilización --la capitalista en su vertiente occidental-- está cada vez en más peligro por lo que ya es inevitable dar el salto definitivo al rearme europeo para defender la civilización. Naturalmente, los EEUU son presentados como un aliado esencial, más aún, como el “hijo pródigo” de Europa. Los ideólogos burgueses falsean la historia al crear el paralelismo entre Grecia y Roma en el pasado, y entre Europa y los EEUU en el presente. De este modo, se va preparando la población europea para apoye y participe en guerra imperialista “en defensa de los valores de la civilización”, o sea, del beneficio capitalista.

El capitalismo se encuentra en una situación alarmante porque, por primera vez en su historia, está sufriendo una crisis total, que es más que económica, al ser también de recursos energéticos y alimentarios, una crisis ecológica y sanitaria, de legitimidad y de orden. Dicho básicamente, al capitalismo le sobran seres humanos. Desde hace unos años están confluyendo en una sola crisis general, estructural, sistémica, total, de agotamiento --se utilizan estos y otros adjetivos para definir lo básico de una crisis sin parangón con las anteriores-- un conjunto de crisis concretas, particulares, al igual que un río se forma captando los afluentes que lo alimentan. Dentro de esta situación alarmante, el imperialismo norteamericano es el que más tiene que perder porque está en juego su hegemonía, la que le permite consumir alrededor del 25% de la energía mundial por una población del 5% de planeta. Un consumo irracional e injusto que solamente puede mantenerse, en definitiva, gracias las ganancias monopolísticas, a la militarización y a los sistemas de absorción de capitales extranjeros que mantienen vivo a los EEUU, a pesar de su imparable y dentro de poco impagable déficit y deuda exterior. Pero el imperialismo europeo también depende del crudo, del gas y de otros recursos exteriores, así como el japonés. Estos bloques imperialistas se están rearmando rápidamente y aunque sean muchas las distancias que separan a sus ejércitos del norteamericano, en realidad tienen los mismos intereses imperialistas.

Pero si los EEUU son los que más tienen que perder, son también los que disponen de más alternativas de salida, sobre todo su gran superioridad científica y tecnológico-militar y la, por ahora, dependencia estructural que muchas economías tienen del mercado norteamericano y de su deuda, que es una cadena que ata los cuellos y las carteras del acreedor y del deudor, tema al que volveremos luego. Por ahora, tienen también la ventaja de una muy mayor centralidad política de mando, mientras que la UE va muy por detrás en este sentido, mientras que Japón no tiene ya el peso que tuvo en los ’70 y ’80. La centralidad política de mando ha demostrado sus virtudes en algunos momentos mortales de la actual crisis, momentos en los que los EEUU han tomado decisiones importantes mientras que la UE se ha retrasado mucho. Su posición permite a los EEUU liderar el proyecto de hegemonía imperialista-occidental que integre bajo su mando estratégico al euroimperialismo de modo que cree un poder terrible que pueda contrarrestar la previsible fuerza de China Popular y otras potencias llamadas “emergentes”. La unidad del imperialismo occidental bajo la dirección yanki no anula ni niega la existencia de contradicciones secundarias y no antagónicas entre sus Estados y entre sus grandes corporaciones, grupos transnacionales y monopolios, simplemente marca las pautas generales de comportamiento al que deberán supeditarse estas empresas.

No tenemos ahora tiempo para profundizar en las posibles dinámicas futuras, en las alternativas y alianzas que surgirán y se romperán bajo la presión de las contradicciones capitalistas. Gradualmente el poder del dólar está siendo debilitado tanto por las limitaciones internas de la economía norteamericana, que son parte de las contradicciones del imperialismo, como por las decisiones económico-políticas de algunos Estados dispuestos a construir alternativas diferentes. Lo que sí está claro es que el imperialismo occidental no va a permitir que otras potencias le resten beneficios, y menos todavía va a permitir que sean los pueblos trabajadores, las naciones oprimidas y explotadas, quienes mediante la revolución comunista recuperen para la humanidad entera lo que pertenece a la entera humanidad. Es por esto que la tendencia dominante en el capitalismo es la fusión entre lo económico y lo militar, entre la guerra y la técnica, el terror y la ciencia.

RESISTENCIA

Teniendo en cuenta lo visto, el concepto de resistencia aparece como el más oportuno y hasta imprescindible: debemos resistir desesperadamente a la contraofensiva imperialista. No hay duda alguna que la resistencia a la opresión es una necesidad vital y por tanto filosófica y ética. Sin la inicial acción resistente toda lucha posterior carece de futuro. En el principio fue la acción, escribió Goethe, y la acción contra la injusticia, o sea la resistencia, hubiera añadido Marx que sostenía que la lucha era su ideal de vida. El acto inicial de resistirse, el hecho de negarse de entrada a la explotación, rechazándola, esta resistencia es el acto inaugural de toda existencia consciente, la esencia identificadora de todo sujeto activo en vez de la ciega obediencia mecánica de un objeto pasivo. Desde el surgimiento de la explotación y de las religiones, la especie humana existe gracias a la desobediencia al amo, tenga forma de dios o de dinero, o de ambos a la vez.

La resistencia contra el imperialismo adquiere ahora un sentido absoluto porque son tantas las capacidades destructivas de los ejércitos capitalistas que lo que está en juego es la misma continuidad de la existencia humana y de casi todas las forma de vida sobre el planeta. El dilema de comunismo o caos está más vigente que nunca, y la resistencia es el primer acto para preservar la vida. No debemos cansarnos en plantear la actualidad de este dilema que, en lo básico, ya está anunciado en el Manifiesto Comunista de 1848 aunque sin una exposición teórica plena porque todavía el capitalismo no había desarrollado todas sus fuerzas destructivas. Luego, Engels avanzó en la misma línea pero utilizando el concepto de socialismo en el sentido de opuesto a la barbarie. Fue Rosa Luxemburg la que popularizó en 1915 el dilema de socialismo o barbarie. Sin embargo el avance definitivo y premonitor en este sentido, que sigue siendo insuperable hoy en día, lo dieron los bolcheviques en 1919 al demostrar teóricamente que el comunismo es la única alternativa al caos. Fue en el imprescindible libro “ABC del comunismo”, que servía como manual de formación aceptado por el partido de Lenin, donde se leen estas palabras: “La única salida para la humanidad es el comunismo. Y ya que el comunismo sólo puede ser realizado por el proletariado, el proletariado es hoy el verdadero salvador de la humanidad de los horrores del capitalismo, de las barbaridades de la explotación, de la política colonial, de las incesantes guerras, del hambre, del salvajismo y de la brutalidad, de todos los horrores que conllevan el capital financiero y el imperialismo” (Bujarin y Preobrazhenski: “ABC del Comunismo”. Edit. Fontamara. Barcelona. 1977. Pág.: 135)

A este párrafo sólo le falta una referencia a la catástrofe ambiental y ecológica, y al arsenal nuclear, biológico y químico almacenado, para hacerlo totalmente actual, como si no hubiera sido escrito hace noventa años sino antes de iniciarse este debate. Por diversas razones en las que no podemos extendernos este mensaje fue arrinconado durante decenios. A partir de la década de los ’60 se recuperó el dilema de “socialismo o barbarie” pero el más pleno y profundo de “comunismo o caos” siguió siendo desconocido excepto para muy reducidas minorías. Mientras tanto, el imperialismo y el capital financiero aumentaban sus atrocidades y, a la vez, multiplicaban sus fuerzas destructivas. En Europa, de donde procede mi experiencia militante, una parte de la intelectualidad progresista, un sector de la izquierda de la socialdemócrata y el reformismo eurocomunista desarrollaron en los ’70 el pacifismo como respuesta a la amenaza de autodestrucción colectiva y al militarismo imperialista. Para mediados de los ’80, todos los estudios científico-críticos aseguraban que una guerra total destruiría la mayor parte de las formas de vida en el planeta. Posteriormente, esta certidumbre científica fue corroborada por una serie de hechos y catástrofes, como la de la central nuclear de Chernobyl en la URSS a finales de los ’80. La implosión de la URSS en esa misma época, la primera invasión de Irak, etc., todo esto propició que el pacifismo y la charlatanería dominasen en buena parte de la denominada lucha antiglobalización y altermundialista de finales del siglo XX y comienzos del XXI.

Lo característico de este movimiento era su total resistencia pasiva al imperialismo, sin proyecto de construcción revolucionaria, sin alternativa práctica en suma. No se trataba de una resistencia activa destinada a crear las condiciones necesarias para la construcción práctica de una alternativa a la explotación. La demagogia y la verborrea sobre una hipotética movilización social pacífica, basada en la “sociedad civil”, lo inundaban todo. Mientras la lucha antiglobalización se perdía en grandes discursos, el capitalismo continuaba con sus disparates. La resistencia pasiva mostró toda su inconsistencia con el fracaso definitivo al no ser capaz de crear grupos militantes que dirigieran la lucha contra el capital en las condiciones de la crisis que estalló después. La resistencia altermundialista contra la globalización ni pudo ni quiso, ni tampoco entraba en su esquema teórico, desarrollar organizaciones revolucionarias que dirigieran las luchas en situaciones sociales mucho peores que las que había durante la expansión económica anterior a la crisis. Peor aún, para cuando estalló el caos capitalista, la antiglobalización estaba ya debilitada y derrotada.

El concepto de resistencia que se había impuesto en Europa y que se mostraba en dos líneas: una, la reformista procedente de la izquierda de la socialdemocracia y del eurocomunismo, y otra la altermundialista antiglobalizadora, partía de una visión estática y pasiva, defensiva a pesar de alguna palabrería radical. Uno de los referentes teóricos en los que se basaba semejante postura pasiva era el del Gramsci manipulado por el PC italiano, que había aprovechado sus ambigüedades y vacíos, en parte causados por la severa censura carcelaria pero también en parte por las mismas lagunas de su teoría, según el cual la denominada “guerra de movimientos” debía ser sustituida por la “guerra de posiciones” hasta que existieran las condiciones objetivas que permitiesen reiniciar la primera; a la vez, un papel central en esta “guerra de posiciones” era la de conquistar la “hegemonía en la sociedad civil” mediante la “hegemonía ideológica” lograda con la labor de los “intelectuales orgánicos”. Una vez afianzada la “hegemonía” podría darse el paso a la “guerra de movimientos”, al avance impetuoso al socialismo.

Hemos sintetizado mucho las tesis del PCI, que no las de Gramsci porque no tenemos tiempo. De cualquier modo, lo decisivo es que estas tesis engarzan directamente con el reformismo clásico, el que se creó desde finales del siglo XIX y que ha sido y sigue siendo aplicado en muchas partes del globo. Con variantes particulares más o menos “radicales” en cada país y momento, consiste en que la resistencia debe esperar a que existan “condiciones objetivas” para pasar a la ofensiva, para dejar de ser una resistencia pasiva y ser activa. En esta concepción el objetivo último por el que se lucha termina olvidándose o siendo reducido a un reclamo al que se recurre en determinadas fechas para mantener las apariencias. Olvidado o menospreciado el fin, los medios terminan siéndolo todo, básicamente el parlamentarismo electoral y la posición de cuanto mayor poder institucional posible, siempre dentro del sistema legal. Como hay que sumar votos a cualquier precio para acceder a la mayor cantidad posible de escaños y cotas de representatividad, hay que evitar radicalismos que alejan los votos de los sectores dubitativos y poco concienciados.

Así, lo que inicialmente era un acto necesario e imprescindible, la resistencia, termina convirtiéndose en un obstáculo para el avance emancipador. En cualquier dinámica de emancipación sea colectiva o individual, siempre llega el momento crítico en que toda resistencia se enfrenta a la duda de si pasar a ser activa y constructiva, es decir, con un modelo de futuro que exige avanzar, o pasiva y defensiva, es decir, sólo con un modelo de presente que exige esperar, no arriesgar, evitando todo “aventurerismo radical” que espante a los electores menos concienciados.

ALTERNATIVA

Por su misma inercia, la mayoría de actos resistentes tienden al reformismo. Lenin comprendió la esencia de la crítica marxista al reformismo, a saber, que la lucha simplemente economicista, sin la conciencia política revolucionaria, tienden indefectiblemente al reformismo. La lucha por las mejoras económicas es una resistencia que sólo pretende mejorar aspectos de la explotación asalariada pero sin querer acabar con el sistema capitalista. Otro tanto hay que decir de la lucha parlamentarista y electoralista, o de cualquier otra forma de resistencia que se limite exclusivamente al marco de lo tolerado por el poder opresor. Volvemos a insistir en que pese a esto no debemos rechazar la necesidad de la resistencia, al contrario, siempre hay que impulsarla pero, y esto es lo decisivo, debemos impulsar la resistencia activa, constructiva, que va orientada a la acumulación de fuerzas y a dar el paso a una alternativa de poder obrero y popular.

El punto crítico que separa a la resistencia pasiva de la activa es el problema del poder. La persona o el colectivo que se resiste a la opresión son dignos de todo respecto y apoyo incondicional, pero realizado con la crítica constructiva y solidaria que le advierte que nunca superará la opresión que sufre mientras no acabe con el poder que le oprime. Reducirá algo el dolor provocado por la injusticia, pero no acabará con ésta y por tanto con el dolor que ella le causa. La razón radica en que frente al poder opresor hay que construir un poder liberador. Se trate de la lucha más aislada e individual que podamos imaginar, hasta las grandes luchas de masas contra el Estado y contra el imperialismo, siempre el problema del poder propio, del poder de autodefensa, aparece como decisivo. Una mujer apaleada y vejada diariamente por su marido o su novio nunca será libre y feliz mientras no tenga poder propio para emanciparse y ser independiente, para establecer nuevas relaciones o, si quiere, para hacerse respetar definitivamente por su novio o marido. Sea una mujer o un esclavo, una trabajadora blanca o indígena, un proletario o estudiante, un campesino o artesano, sea lo que fuere, siempre el problema del poder aparece en toda lucha contra la opresión, y todavía más es así cuando superamos el plano individual y pasamos al colectivo, al de los sexo-género, a la opresión nacional y a la explotación de clase, al sojuzgamiento de la humanidad trabajadora por el imperialismo.

La experiencia muestra que está condenada al fracaso la resistencia que no se plantee acabar con las causas de la opresión a la que se enfrenta, por heroica y sobrehumana que haya sido. La resistencia que no conozca las causas de la opresión que sufre y a la que se enfrenta está condenada a ser aplastada físicamente o a ser integrada y desactivada, corrompida, comprada. Pero conocer las causas exige una formación teórica marxista unida a una propuesta práctica que aplique esa teoría contra la explotación. La alternativa es esa propuesta práctica. Si quiere ser efectiva la resistencia contra la explotación en una fábrica ha de estudiar qué es salario y qué es la plusvalía, y qué es la clase burguesa y el capitalismo. Sin estos conocimientos y sin las alternativas revolucionarias que el marxismo elabora, la resistencia no tiene futuro. Lo mismo sucede en la lucha contra el imperialismo pero a una escala superior, porque ahora nos movemos ya en el plano de la mundialización capitalista, de las contradicciones capitalistas a nivel mundial y de las relaciones de fuerza entre sus potencias dominantes. En este plano, la opresión nacional adquiere una relevancia superior a la que tiene en el plano de la lucha en una fábrica concreta porque, ya en el debate sobre el imperialismo, incluso un país formalmente soberano y libre en realidad puede estar dominado y sojuzgado en lo económico, no siendo totalmente libre en el momento de tomar sus decisiones vitales sobre su futuro, sobre sus recursos alimentarios, sanitarios, energéticos, científicos, económicos, etc., ya que estos están más o menos controlados por las grandes transnacionales y por los Estados imperialistas que las protegen.

Por tanto, la alternativa contra el imperialismo exige de un nivel de rigor teórico y de movilización de masas muy superior a la que exige una alternativa en una lucha concreta. En realidad, existe una profunda conexión entre ambas porque el imperialismo es una totalidad que lo abarca todo, desde el endurecimiento de las presiones contra maestros y médicos progresistas en un barrio concreto a manos de la derecha local, por ejemplo, hasta el endurecimiento de la alienación y de la manipulación mundial y el aumento de los costos de las medicinas decretado por las grandes transnacionales con el apoyo directo de los Estados más poderosos y de las instituciones imperialistas como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, etc. Lo que ocurre es que las masas populares autoorganizadas pueden llevar ellas mismas la lucha por una educación científica, crítica y gratuita y por una sanidad social en cualquier barriada popular, pero necesitan de conexiones organizativas internacionales para contactar con las mismas luchas en otros países, para ampliarlas y extenderlas internacionalmente para aunar fuerzas, para vencer localmente y para vencer al imperialismo.

Por esto, las alternativas contra el imperialismo han de ser internacionalistas, no han de quedarse aisladas en sus países, en sus barrios y fábricas, en sus campos. Si la lucha contra el imperialismo quiere ser efectiva ha de ser internacionalista, y si la lucha internacionalista quiere ser efectiva ha de penetrar en todas las luchas concretas, en todas las luchas de los pueblos oprimidos por el imperialismo, ha de ser, por tanto, una lucha por la liberación nacional a la vez que por la liberación de clase y antipatriarcal. No hay otro remedio, no existe otra alternativa que hacer una alternativa antiimperialista, una alternativa internacionalista, valga la redundancia. Ahora bien, el antiimperialismo se queda en una frase hueca si no está lleno de construcción de un poder popular orientado a liquidar la base del imperialismo: la propiedad privada y el monopolio de la violencia por los ejércitos capitalistas. La propiedad privada en la fase imperialista del capitalismo es la propiedad de prácticamente todo en manos de una infinitesimal banda de ladrones que disponen de una descomunal fuerza militar y propagandística. La enana jauría de hienas es obedecida por las burguesías de los países formalmente soberanos pero dependientes en lo económico.

Los pueblos de las Américas padecéis esta realidad imperialista y la conocéis mejor que nadie. Las sucesivas “alianzas” entre los EEUU y las burguesías latinoamericanas siempre se han caracterizado por dos constantes: estar supeditadas a los intereses yanquis aunque también obtenían beneficios esas burguesas y sobre todo sus sectores dominantes, y estar diseñadas para aplastar a los pueblos. Desde hace unos años, determinados procesos democrático-radicales, progresistas y revolucionarios avanzan desafiando a estas constantes, abriendo diversas expectativas sobre las que ahora mismo no podemos extendernos ya que, por un lado, carecemos de tiempo para un análisis detallado de cada caso y, por otro lado, sería presuntuoso y hasta un acto de colonialismo intelectual eurocéntrico por mi parte “impartir doctrina”. Dicho esto, sí hay que precisar que el modo de producción capitalista es uno a nivel mundial, que sus leyes de evolución y sus contradicciones antagónicas actúan a nivel mundial, que la lucha de clases, el terrorismo machista y la opresión de los pueblos tienen unas conexiones estructurales con el capitalismo que se presentan, en lo esencial, en todo el planeta. La identidad y el contenido es el mismo, lo que varían son las formas y los ritmos de evolución.

Partiendo de aquí, sí debo decir que cualquier alternativa, si quiere ser revolucionaria, ha de tener a la fuerza cuatro características que surgen de la propia identidad de la explotación imperialista en cualquier parte del mundo: una, ha de ir orientada explícita y públicamente a la acumulación de fuerzas sociales cuyo objetivo es expropiar a los expropiadores, acabar con la propiedad privada; dos, a la vez, ir orientada a la toma del poder político por el pueblo en armas, para la instauración de un Estado obrero en proceso de autoextinción consciente; tres, avanzar en el desarrollo multifacético de la democracia socialista, del poder consejista y popular, soviético, de la emancipación antipatriarcal, todo ello dentro de una decidida (re)construcción de la unidad entre la naturaleza y la especie humana, de la (re) integración de la especie humana en la naturaleza, es decir, de la lucha contra el desarrollismo capitalista; y cuatro, agilizar la dialéctica entre la autodeterminación e independencia de los pueblos y el internacionalismo proletario, de modo que el libre desarrollo de las personas y de los colectivos sea la condición del desarrollo libre la humanidad trabajadora en su unidad.

PUEBLO

En el método marxista vemos que los conceptos de pueblo y de pueblo trabajador, se intercalan con sorprendente frecuencia entre otros conceptos como los de clase obrera, clase trabajadora, clase proletaria, etc. Sin mayores precisiones ahora, los críticos del marxismo sostienen que esta costumbre es otro ejemplo más del carácter “no científico” del marxismo, e incluso hay marxistas que se niegan a utilizar el de pueblo trabajador, reduciendo el de “pueblo” a un simple referente de la colectividades humanas no reconocidas oficialmente como “naciones” y menos aún como Estados. Una de las virtudes del método marxista es su dialéctica materialista, que le permite una alta flexibilidad e interacción conceptual siempre bajo las necesidades teóricas que las contradicciones que estudia y transforma. Desde Engels y su bello y muy actual estudio sobre la clase obrera inglesa, y desde Marx hasta el presente, pasando por los Congresos de la Internacional Comunista y por los documentos internacionales posteriores, a lo largo de esta muy rica y potente experiencia teórica, los conceptos de pueblo, pueblo trabajador, clase, clase trabajadora, etc., han sido utilizados, interrelacionados y separados puntualmente siempre según las exigencias del estudio concreto de la realidad concreta y bajo el principio elemental de que toda realidad es concreta.

Me parece, por tanto, muy correcto y oportuno que ahora se emplee el concepto de pueblo como sujeto activo y consciente que elabora una alternativa antiimperialista que va más allá que la simple resistencia a la injusticia. Pueblo como pueblo trabajador, que engloba a las diversas clases asalariadas y explotadas, a sus fracciones internas, y también a esas crecientes masas sometidas a la precarización vital, al empobrecimiento, a los períodos de fugaz trabajo asalariado seguidos de períodos de supervivencia mediante la autoexploración y/o las míseras ayudas sociales cuando las hay. Pueblo que integra a las masas campesinas explotadas hasta lo inconcebible, y capaz de aglutinar a su alrededor a la vieja y pauperizada pequeña burguesía arrasada por el libre comercio imperialista, a lo que se denomina “clase media”, concepto teorizado por Marx en su crítica a la economía burguesa clásica, a la que denunciaba y con razón su desconocimiento de esta “clase”. Las “clases medias” no las descubrió la sociología burguesa estudiando el desarrollismo de los ’60 sino que fueron investigadas por el marxismo mucho antes y con un rigor nunca alcanzado por la sociología.

Recurrir al concepto de pueblo y más especialmente al de pueblo trabajador es necesario cuando el capitalismo somete a la humanidad a una política deliberada de empobrecimiento, reducción de salarios directos e indirectos, de sobreexplotación generalizada e incluso de no remuneración salarial de tiempo de trabajo, es decir de esclavismo. Las decenas de millones de personas que son expulsadas de sus pequeños campos y huertos y que deben refugiarse en las míseras conurbaciones, en las barriadas de las grandes aglomeraciones urbanas, estas masas que crecen día a día, son sometidas a una destrucción de sus identidades colectivas, de sus culturas trabajadoras, quedando indefensas ante la propaganda ideológica imperialista diariamente fabricada por sus industrias político-mediáticas. El concepto de pueblo trabajador es el más apto, en primera instancia y sin mayores precisiones teóricas, para ayudar a su autoconcienciación, para que mantengan sus identidades y a la vez avancen en la lucha conjunta contra el explotador común. Estas masas tardan tiempo en ponerse a trabajar por un salario, y cuando lo hacen es precarias condiciones, perdiéndolo con mucha facilidad.

Donde más se muestra la virtud de la flexibilidad dialéctica en el uso interactivo de los conceptos lo tenemos en el problema de la opresión patriarcal, de la explotación sexo-económica de las mujeres, cuando tienen que simultanear hasta tres formas diferentes de explotación: la doméstica, la asistencial familiar y la asalariada, casi siempre bajo presiones y abusos sexuales. Y sobre todo cuando son emigrantes, cuando pertenecen a un pueblo, a una nación oprimida y han tenido que abandonar sus casas emigrando o huyendo de la represión, del terrorismo. De igual modo es el más apto para integrar y unir a la juventud de origen popular, obrero y campesino, que no tiene trabajo asalariado, que apenas estudia, que no tiene otro futuro burgués que la delincuencia, y cuyo único futuro humano es la lucha revolucionaria. Por último, otro tanto debemos decir de esas crecientes masas de personas envejecidas, expulsadas del trabajado asalariado cuando han sido estrujadas al máximo, como limones hasta su última gota de fuerza de trabajo y de aliento vital, muertos en vida que el cinismo burgués denomina “tercera edad”, y que son excluidos de la conciencia de clase en sí y para sí tanto por la sociología como por el marxismo dogmático, miope y economicista.

Me he extendido deliberadamente en esta cuestión porque me parece imprescindible para poder asentar sobre ella el sujeto colectivo que avance de la resistencia antiimperialista a la alternativa socialista y comunista. La clase trabajadora, el proletariado en el sentido fuerte que le da el marxismo, es el sujeto consciente que vertebra la rica complejidad abarcadora e incluyente del pueblo explotado, cuyas fracciones, niveles y sectores cambian al son de los ataques burgueses a la centralidad de la clase obrera. Uno de los efectos más peligrosos para la revolución que tiene toda crisis capitalista no resuelta en beneficio de las clases explotadas sino de la explotadora, es que la contraofensiva burguesa debilita políticamente al proletariado, rompe su centralidad obrera, introduce nuevas divisiones, nuevas formas de trabajado y diferencias salariales, destruyendo la unidad de clase lograda anteriormente y que es vital para el avance socialista.

En muchos países de Latinoamérica la alianza entre sus burguesías y el imperialismo tiene como uno de sus objetivos centrales destruir esa centralidad proletaria que vertebra al pueblo rebelde. Logrado este objetivo, el capital puede atacar con mucha más facilidad hacia otros objetivos vitales para él. Por esto es urgente fortalecer la dialéctica entre el pueblo en general y el proletariado en concreto. En realidad se trata de una “urgencia permanente” ya que la centralidad obrera y popular está sometida en todo momento a ataques desde dentro mismo del proceso de trabajo como desde fuera, desde todas partes, pues la sociedad burguesa, para existir segundo a segundo, exige la inexistencia de la conciencia de clase del pueblo trabajador, conciencia que va indisolublemente unida a su centralidad sociopolítica, del mismo modo que el Estado nacionalmente opresor necesita en todo momento impedir la recuperación de la identidad nacional del pueblo que ocupa y oprime, y al igual que la opresión patriarcal necesita destruir la conciencia feminista revolucionaria.

RESUMEN

La lucha de la humanidad trabajadora contra el imperialismo, en síntesis, no puede avanzar si no aseguramos la centralidad consciente del trabajo frente al capital. Podremos ayudar a las resistencias que estallan en todo momento, y hasta organizaremos muchas de ellas. Avanzaremos incluso en la elaboración de alternativas que superen las limitaciones de las resistencias, que actualicen los objetivos históricos y los adapten a las necesidades presentes, y que elaboren las estrategias y tácticas necesarias para alcanzarlos. Esto y más podremos hacer y lo haremos, pero siempre nos enfrentamos al riesgo mortal de no saber detener el contraataque imperialista dirigido a romper la unidad revolucionaria en lo decisivo, en lo básico, en lo que nos une como pueblos explotados, como trabajadoras y trabajadores. La contraofensiva imperialista que se está desplegando en el mundo entero bajo la dirección estratégica de la Administración Obama busca, primero, aparentar pacifismo y democracia, cuando aplica la guerra y el terrorismo; segundo, aparentar unidad frente a las tragedias masivas creadas por el capitalismo, cuando potencia la desunión y la traición; y tercero, aparentar el desarrollo de relaciones económicas “justas”, cuando avanza en la privatización y en el saqueo masivo. Consiguientemente, sabemos qué errores no debemos cometer y qué alternativas sí tenemos que aplicar ¿A qué esperamos?


EUSKAL HERRIA 3-XII-2009

jueves, 7 de enero de 2010

¡Las FARC son invencibles!, por Dax Toscano Segovia



A la “bellísima Lucero” y a su compañero de lucha, Simón Trinidad

Días antes de contactar con Jorge Enrique Botero, el entrevistador había empezado a leer un libro de la autoría del periodista colombiano llamado “Simón Trinidad, un hombre de hierro.” La lectura lo enganchó desde un inicio, al tratarse no sólo de los pasajes de la vida de uno de los comandantes de las FARC-EP, hoy detenido injustamente en una cárcel estadounidense, país al que fue extraditado con el beneplácito de Uribe, sino porque allí también se explica la historia de resistencia y rebeldía de un pueblo que ha sufrido los embates de la criminal oligarquía criolla santanderista y del voraz imperialismo yanqui, lo cual permite, a su vez, comprender el por qué la insurgencia colombiana es la fuerza revolucionaria que, levantada en armas, se ha constituido en el ejército de las y los colombianos que forman parte de esa gran masa de desposeídos, desplazados y violentados por esos grupos de poder y sus aparatos criminales militares y paramilitares.
Botero es un periodista distinto a aquellos melindrosos cretinos que circulan por los escenarios de las oficinas de las industrias mediáticas. Ataviado con su traje de combate, Jorge Enrique se mete en los lugares más recónditos para indagar, investigar sobre los hechos, pero sobre todo para, a través de una práctica militante consecuente no sólo con la actividad periodística, sino con la causa revolucionaria, dar a conocer objetiva y verazmente lo que sucede en los escenarios en los cuales se lleva adelante la lucha por conquistar la Nueva Colombia.
A pesar de las acusaciones que contra él han vertido el narcoparamilitar presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez y sus acólitos, no tiene ningún temor de exponer con claridad las mentiras que se vierten contra las FARC-EP a través de una muy efectiva campaña propagandística, difundida por los medios al servicio de la oligarquía colombiana y el imperialismo yanqui.
Con sus conocimientos, resultado también de sus vivencias y de su actividad reporteril, así como de un amplio saber sobre la historia de su país, ha podido demostrar que la insurgencia colombiana no es una agrupación de terroristas, sino de hombres y mujeres con profundas convicciones e ideales revolucionarios que luchan por cambiar la situación oprobiosa en la que está sumida la mayoría de colombianas y colombianos.
Jorge Enrique Botero representa lo que las y los periodistas deberían ser: profundos conocedores de la historia y la realidad social de los pueblos, indagadores asiduos que van en busca de la raíz de las cosas, personas con convicciones profundas y con sólidos principios, luchadores y revolucionarios consecuentes con la causa de los oprimidos y explotados y no rastreros y dóciles repetidores de lo que los amos de las industrias mediáticas les obligan a decir.
Con Botero se comprende en realidad lo que es la insurgencia colombiana, representada principalmente por las FARC-EP.
1. La propaganda del imperialismo y la oligarquía santanderista colombiana, expuesta principalmente a través de sus industrias mediáticas ha calificado a las FARC-EP como una organización terrorista, de narcotraficantes. Como periodista e investigador ¿qué puedes decir sobre estas aseveraciones?
Le contestaría Dax lo mismo que le dije a un tribunal de EE.UU. cuando juzgaban a uno de los comandantes de las FARC extraditados a ese país, Simón Trinidad, en virtud de un tratado que hay entre el gobierno de Colombia y el de EEUU, cuando me preguntó el fiscal qué eran para mí las FARC. Yo le contesté y le respondo a usted que para mí las FARC son una organización político-militar alzada en armas contra el Estado colombiano desde hace ya casi cincuenta años, que tiene una estructura y una forma organizativa que la hace ser un ejército rebelde dentro del territorio colombiano y que tiene y está inspirada por ideales y convicciones políticas e ideológicas, extendida por todo el territorio colombiano y que tiene una decidida vocación de poder y que, en este momento, es un factor de poder en el país.
No es de ninguna manera una organización terrorista. Me parece que esa ha sido una pérfida creación mediática orientada y dirigida por las élites de Colombia y de EE.UU. aprovechándose un poco en la coyuntura posterior al 11 de septiembre de 2001 y sustentada en evidencias inexistentes, puesto que no hay pruebas de eso.
Se menciona mucho cierto tipo de acciones que ejecutan las FARC para sustentar su supuesta condición de organización terrorista, como por ejemplo el tema de las retenciones que hacen las FARC. Este es uno de los caballos de batalla fundamentalmente con los que se trabaja esta idea del terrorismo de las FARC.
Yo puedo dar fe, porque he estado allí, de la condición de prisioneros de guerra que tienen los miembros de la fuerza pública actualmente en poder de la insurgencia. Personas que cayeron en poder de su adversario después de horas y horas de combates, de enfrentar con balas a su adversario. Entonces, unas personas que duraron diez, quince horas combatiendo y que caen en poder de su adversario, mal se pueden llamar secuestrados. Son prisioneros de guerra. Eso no tiene otra denominación.
Por otra parte se acusa a la insurgencia armada de ser una organización terrorista porque supuestamente hacen reclutamientos forzados de menores de edad. ¡Eso es absolutamente falso! Yo he podido constatar esta situación también en mi trabajo de reportería.
Evidentemente hay menores de edad en la insurgencia. Eso es una cuestión innegable y tampoco es algo que oculte la insurgencia. Cuando las cámaras de todo el mundo entraron a la zona del Caguán pudieron registrar, abierta y libremente, la presencia de menores de edad allí. Pero la explicación de la presencia de menores de edad ahí no tiene nada que ver con un reclutamiento forzado. Tiene que ver con la falta de oportunidades y de futuro que tienen esos muchachos, de la ausencia total del Estado, de una perspectiva educativa y de la ausencia total, en muchos casos, de condiciones materiales adecuadas para su desarrollo. Pero es más, yo diría que la gran mayoría de los menores de edad que militan en las filas insurgentes están allí porque sus padres o sus familiares han sido asesinados, bien sea por las fuerzas del paramilitarismo o bien sea por las mismas fuerzas del Estado. Yo he visto niños que llegan allá huyendo de episodios escalofriantes de violencia. Y ¿qué hace la guerrilla? Pues acogerlos, no los va a dejar ahí a su destino, a su suerte.
Por otra parte, por ejemplo, puedo dar testimonio que son niños que no participan directamente de la confrontación bélica, que no están sometidos a los terribles riesgos del combate y que más bien desempeñan funciones logísticas que van acompañadas, entre otras cosas, pues esto es muy irónico, ya que la acusación de terrorismo a las FARC en materia de reclutamiento a menores es una verdadera ironía, porque lo que ve uno allá es a esos menores, que se han visto obligados a tomar esa decisión, aprendiendo a leer, a escribir, alfabetizándose en el mundo insurgente.
Entonces ¿cuál violación al derecho internacional humanitario se está constituyendo ahí? A mi modo de ver ninguna.
En fin, hay una serie de acusaciones que carecen totalmente de evidencia, no son más que una construcción mediática.
2. Otra de las acusaciones que se hacen a las FARC como parte de la campaña de desprestigio llevada en su contra, que se ha hecho más evidente desde el asesinato de Raúl Reyes, de Iván Ríos, las deserciones de personas que supuestamente tenían un alto rango en la estructura militar de las FARC como Karina o la traición de los dos comandantes en la famosa Operación Jaque, es que esta organización revolucionaria está desmoralizada, en vías de ser derrotada y que sus combatientes están ahí ya no por principios revolucionarios, sino solamente para delinquir. Tú que conoces de cerca a las FARC-EP y que has estado en campamentos guerrilleros ¿qué puedes decir al respecto?
Bueno, es evidente que a lo largo del año 2007 y 2008 y en desarrollo de una gigantesca operación militar que ha costado miles y miles de millones de dólares al gobierno de EE.UU. y al gobierno de Colombia, operación en la que se hacen uso de los más sofisticados aparatos de la tecnología moderna en el terreno bélico, las FARC recibieron una serie de golpes que, primero que todo, comprueban que el Estado colombiano y su gran aliado EE.UU. tienen que invertir sumas monstruosas de dinero para poder confrontar a su adversario, lo cual de entrada desmiente aquella idea de que en Colombia no hay un conflicto armado. Pero bien, recibieron golpes, es una guerra y en esa guerra hay momentos de desequilibrio de la balanza militar.
Recuerdo, por ejemplo, que en el año 98 las FARC asestaron más o menos 10 golpes de grandes proporciones a las fuerzas militares y llegaron a tener 500 soldados y policías en su poder como prisioneros de guerra. La balanza militar estaba decididamente a favor de la insurgencia. Entre otras cosas, algunos analistas dicen que fue eso lo que obligó al gobierno del presidente Pastrana a llegar a una negociación política que se conoció como la negociación del Caguán.
Ahora, los golpes sufridos por las FARC en este tiempo, indudablemente resintieron la estructura y, porque no, el ánimo de la insurgencia. Para una guerrilla cuyo gran mito fundacional, cuyo gran emblema, cuya luz era Manuel Marulanda Vélez, ya no tenerlo por supuesto que representaba un golpe anímico. Los episodios que usted menciona de la muerte en territorio ecuatoriano del Comandante Raúl Reyes, del posterior asesinato de Iván Ríos, etc. generaron también efectos en la estructura militar porque eran jefes guerrilleros y sobre sus hombros pesaban una cantidad de responsabilidades que había que reemplazar.
Pero le quiero decir Dax, yo como observador atento de esa realidad pronostiqué en aquellos momentos que a la guerrilla le iba a costar muchísimo tiempo y esfuerzo para reponerse de los golpes sufridos. Y en desarrollo de mi trabajo de reportería y de seguimiento del conflicto colombiano volví al mundo insurgente en varias ocasiones después de esos episodios y yo me he quedado verdaderamente sorprendido, atónito, diría yo, con la capacidad de recuperación que tiene la guerrilla. Quizás porque, digamos, su fuerza interior es muy grande o porque sus mitos fundacionales y sus propósitos son a prueba de todo o quizás porque también lo habían previsto todo.
Yo recuerdo mucho en mis viajes a entrevistar al Comandante Raúl Reyes, que yo le mencionaba con pesar o le hacía ciertas condolencias porque me enteraba del asesinato o de la muerte en combate de algún guerrillero que conociéramos los dos y él se sorprendía por mi preocupación. Decía “pero nosotros tenemos asumido que si estamos en una guerra lo más normal que puede suceder es la muerte”. Ellos tienen asumido eso desde que toman las armas y se enfrentan al Estado. También saben que una de las posibilidades, e incluso una de las mayores posibilidades de su vida, es la muerte. Entonces, yo no sé en realidad cuáles son los resortes o la suma de resortes que han hecho que hoy en día, después de semejantes golpes, las FARC estén nuevamente en una disposición combativa quizás mayor a la de hace unos años y que hayan tenido ésta enorme capacidad de recuperación.
Yo creo que el discurso de este oficial de los altos mandos militares y del propio presidente Uribe en el sentido de que las FARC están a punto de ser exterminadas, a unas pocas horas de su disolución total, no es más que una aspiración de ellos, un sueño.
Pero yo lo he dicho con todas sus letras, y no lo digo como una consigna, sino lo digo como una realidad histórica, comprobable por la ciencia, por la historia, por la política que ¡las FARC son invencibles, son invencibles!
La otra discusión es si están en posibilidades o en capacidad de llegar al poder. Esa es otra discusión. Pero no las van a aniquilar. Y como no las van aniquilar, esto nos llevaría indefectiblemente a concluir, si somos seres humanos sensatos, pensando en un país, en el futuro de la sociedad colombiana y el ámbito latinoamericano, que la única salida es una negociación política, es la vía del diálogo, es la vía de la suscripción de un gran pacto de paz que le devuelva a los colombianos algo que es muy preciado y que no hemos podido acariciar durante cinco décadas, que es la paz y que nos deje ver el futuro de otra manera, no en esta terrible sensación permanente de belicismo y agresividad a la que nos tiene acostumbrado el gobierno de Uribe.
3. Muy pocas personas pueden tener acceso a una información objetiva, veraz de lo que realmente constituyen las FARC-EP. Esta situación ha permitido que la propaganda del imperialismo y de los regímenes narcoparamilitares colombianos haya pegado mucho en la gente que cuando escucha sobre las FARC, como ha internalizado de tal manera ese discurso de los poderosos, califiquen a esta organización como de terroristas. Como comunicador social ¿qué elementos consideras tú que caracterizan a esa propaganda y cómo enfrentar esa propaganda para que las personas comprendan mejor que son las FARC-EP?
Importantísima ésta pregunta Dax, porque yo creo que ahí está el nudo que hay que desatar. Yo creo que la sociedad colombiana está aterrorizada. El gran trabajo mediático conducido desde las más altas esferas del poder, económico sobre todo, es hacerle creer a la sociedad colombiana que hay un enemigo al acecho, que estamos en medio de los peores peligros y que hay que cerrar filas y que hay que estimular o apoyar aquella idea de que la única forma de acabar con ese monstruo que supuestamente está allá, listo para devorarse a la sociedad colombiana, es con todo los fuegos, con todos los hierros.
Fíjese que a la construcción de la amenaza terrorista de las FARC, que así la denomina el presidente Uribe, le han agregado otro gran demonio que tiene aterrorizada y paralizada a la sociedad colombiana. Hay movimientos de resistencia, hay gente en la calle y está la insurgencia armada, pero si usted se pone a ver en conjunto la sociedad colombiana, ésta está absolutamente paralizada y eso lo hacen también construyendo el otro demonio que es, ni más ni menos, que el presidente Chávez. Falta poco para que en las rutinas familiares de Colombia, aquella vieja amenaza a los niños de que si no se toman la sopa le traigo a yo no sé quien, se convierta en si no se toman la sopa le traigo a Chávez. Es impresionante el nivel de macartización, estigmatización y caricaturización que han hecho del presidente de Venezuela los medios colombianos.
Entonces, en esa atmósfera de sociedad paralizada, que repito ha sido la gran construcción mediática y con eso te contesto a la primera parte de la pregunta, yo veo que no nos queda otro camino que de estimular y darle todo el apoyo, impulso, esfuerzo que sea posible a aquellas expresiones comunicativas que se salen del discurso oficial.
Hablábamos ayer contigo en la inauguración de este encuentro continental de periodistas de la cantidad de herramientas que hay al alcance ahora, y también hablábamos de la afortunada aparición de Telesur en el espectro electromagnético de nuestro continente. Y hablábamos hasta de las paredes, en fin, yo pienso Dax de que no nos queda otra de que si nos han desafiado a una guerra mediática, ¡a las armas mediáticas, con todos los fierros, con todas las herramientas a nuestro alcance!
Hay que contrarrestar de mil maneras este ataque tan horrible de que estamos siendo víctimas desde los medios de comunicación, no nosotros como revolucionarios, las sociedades, la sociedad colombiana en el caso nuestro y la sociedad latinoamericana que pareciera adormecerse un poco ante el excelente y exitosísimo proyecto comunicacional que impulsan las élites.
Esto también les tenemos que aprender. Yo no creo que vamos a apelar nunca a las inmundicias que apelan ellos y a las manipulaciones. Pero desde el punto de vista técnico, desde el punto de vista estético, de calidad, tenemos que aprender y utilizar muchos de esos recursos, porque repito, si algo tenemos que reconocer es que su tarea se ha logrado, ha sido eficaz. Es una porquería, es un atropello, es una cosa maquiavélica, pero eficaz. Entonces nos toca redoblar los esfuerzos con gran decisión, para ver si logramos revertir o nivelar la situación un poco en esta materia.
4. Parte de los ataques contra las FARC-EP constituye la criminalización de todas y todos quienes, de una u otra manera, manifestamos nuestro apoyo a la insurgencia colombiana. A ti te han calificado como un vocero de “los terroristas”. Esto ha conllevado a que incluso las propias organizaciones de izquierda e intelectuales que han expresado cierto respaldo a las FARC-EP, tengan miedo de hacerlo con mayor frontalidad, manteniéndose en silencio, mientras el imperialismo y la oligarquía vociferan lo que les place. ¿Qué hacer para enfrentar ésta campaña de amedrentamiento, que conduce al silenciamiento?
Yo tengo una teoría sobre eso. Lo que buscan con ésta tarea de criminalizar, estigmatizar y ponerle una etiqueta, un inri a las personas es básicamente amedrentarnos, para que nos ocultemos, nos escondamos, nos vayamos y, por ejemplo, yo que estoy en Colombia que me vaya para Ecuador, para Venezuela, que me abra para Europa o que si tu estás en Ecuador que te escapes para yo no sé dónde. Eso es lo que buscan, y por supuesto que ponen en peligro la vida de muchas personas y múltiples de esas calificaciones atrevidas y sin sustento que hacen sobre esas personas, organizaciones, equipos de trabajo, pueden derivar en tragedias.
El presidente Uribe dice en una rueda de prensa que fulano, fulano y fulano, refiriéndose a tres periodistas, entre ellos yo, “son unos voceros de la insurgencia y unos publicistas del terrorismo”. En Colombia hay más de diez locos que interpretan como una orden para asesinarlo a uno. Entonces qué pasa ahí. Las opciones repito son dos: me escondo, paso a la clandestinidad y empiezo hacer cosas que yo no conozco y no sé hacer y las haré mal o amplio mi escenario de acción y sigo haciendo mi trabajo y lo hago con más empeño, me hago más visible y haciéndome más visible de alguna forma me protejo.
Y bueno, hay que apelar también a las organizaciones internacionales que velan por estos temas de derechos humanos, a las organizaciones de periodistas de todo el mundo, a los pronunciamientos de las personalidades internacionales. Eso de alguna manera limita la capacidad de agresión que tiene el establecimiento contra las personas que hemos decidido enfrentarlo.
Yo me sitúo del lado de los que consideran que ante esos ataques hay que crecer y censuro, aunque en muchos casos lo entiendo, lo acepto, pero me parece que no es el camino adecuado, el exilio, el desaparecer de la escena, callarse y asumir esa actitud.
5. Otra acusación vertida contra las FARC-EP es la de que ésta organización mantiene secuestrados a un sinnúmero de personas en campos de prisioneros en la selva, sonde se les maltrata, se les veja e incluso se les tortura. Tú que has tenido oportunidad de estar en esos lugares ¿puedes contarnos cuál es la realidad sobre las cárceles de las FARC-EP?
Ese tema de la supuesta crueldad en el tratamiento a los prisioneros de guerra, me parece que es otra gran construcción mediática.
Vamos a ver.
Evidentemente las imágenes del cautiverio, yo he grabado varias de ellas, es más creo que el ochenta por ciento de las imágenes que salen del cautiverio son mías, yo he estado allí, he estado varias veces, son imágenes bastante fuertes. Estamos hablando de personas que pasan su cautiverio en la profundidad de la selva, en condiciones atmosféricas difíciles, en condiciones de salubridad complicadas, con dificultades de alimentación muchas veces, en épocas de verano con dificultades de agua, lugares donde entra muy poco sol, están en la mitad de la manigua, repito, y, digamos que desde el punto de vista del impacto visual son muy fáciles de usar con el fin que tú quieras.
Yo me acuerdo, por ejemplo, cuando yo saqué unas imágenes en el canal Caracol, donde yo trabajaba, de los 500 soldados que te decía estuvieron prisioneros de la guerrilla. Cuando saqué esas imágenes saqué un documental y el canal me lo censuró, no lo dejó salir al aire, pero se quedó con mis imágenes. Yo denuncie la censura y me echaron. Pero los “hijuemadres” se quedaron con las imágenes y entonces empezaron a poner en mitad de pantalla campos de concentración nazis en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial y en la otra parte de la pantalla las imágenes mías, haciendo un símil, una analogía entre los campos de concentración nazis y los lugares donde estuve. ¡Nada que ver! Era una utilización, una manipulación. Yo puse una demanda a Caracol por eso, porque entre otras cosas estaban poniendo en peligro mi vida como si yo hubiera ido a esos lugares para ese propósito.
Pero bien, voy hablarle un poquito de las condiciones del cautiverio. La figura esa me causa sentimientos encontrados. Yo entiendo que es la guerra, la confrontación y que son personas que caen en medio de la conflagración en ésta situación. Pero es una situación extrema que es muy fácil de manipular y de convertir en una mala imagen para la insurgencia.
Advierto que son las mismas condiciones en las que están los guerrilleros. Las personas que están en cautiverio desayunan, almuerzan y comen lo mismo que los guerrilleros. Son personas que reciben atención médica, yo he visto atención odontológica, he visto que desde el punto de vista de su rutina no reciben maltrato, no son objeto de ensañamiento por parte de sus captores y hasta he visto situaciones de familiaridad, de camaradería y de amistad, de alguna forma, entre unos y otros.
Ahora bien, se han presentado por supuesto, como se presenta en las cárceles del Estado, casos de intentos de fuga o casos de indisciplina o casos que ponen en riesgo la seguridad de los demás.
¿Cuál es la respuesta que se le da a un preso que se insurrecta en una cárcel cualquiera del mundo? Es el castigo y castigos tenebrosos. Calabozo, aislamiento, etc.
¿Qué le pasa a un preso en cualquier cárcel del mundo que intente fugarse? Pues la orden es impedir que se fugue y si se fuga, seguramente que correrá con graves consecuencias para su vida.
Lo mismo sucede allá, porque para la insurgencia se trata de prisioneros. Entonces si un grupo de prisioneros intenta fugarse, al otro día del intento fallido de fuga, amanece encadenado. Si un grupo de presos o un preso hacen cosas que ponen en peligro la seguridad de los demás y también de la insurgencia y de los guerrilleros que les cuidan pues reciben un castigo. Claro, eso, por supuesto, en el relato, en la utilización mediática que se hace del asunto resulta como algo supremamente cruel e inhumano.
Pero aparte de advertir que me resulta muy doloroso encontrar esas situaciones, creo que se ha magnificado ese tema con un ánimo, repito, de dar una apariencia de crueldad que estoy seguro yo, no existe en la insurgencia y si existe, existe como hechos aislados, como hechos que además son punibles por estatutos y reglamentos de ellos.
6. Para desprestigiar a las FARC-EP, la campaña propagandística del imperialismo y la oligarquía colombiana señala permanentemente que en las filas de ésta organización se maltrata a las mujeres. Tú tuviste oportunidad de conocer a Lucero, la “bellísima Lucero”, la compañera de Simón Trinidad. Cuéntanos algo sobre esa excepcional mujer.

(Jorge Enrique Botero se siente conmovido al escuchar el nombre de Lucero. Sus ojos se llenan de lágrimas)

Hombre, Dax, me haces sentir un largo escalofrío por mi cuerpo. Solamente escuchar el nombre de Lucero me causa una gran emoción íntima, interna.

Lucero es una típica representante de las jóvenes colombianas que llegan a la insurgencia por la vía de la política. Ella es una muchacha que en su época de estudiante se forma políticamente, ingresa a las filas de la Juventud Comunista, actúa en la legalidad y va viendo caer a su alrededor a todos sus compañeros de lucha que no están echando tiros, sino que están en la brega política legal.

Lucero proviene de una pequeña población de la Costa Atlántica colombiana. Ingresa a la Unión Patriótica y va viendo como todos sus dirigentes se van muriendo a tiros. Tiene la fortuna de encontrarse con un frente guerrillero comandado por Simón Trinidad y ante la eventualidad de morirse o abandonar la lucha, prefiere optar por otra manera de seguir atendiendo a sus ideales.

¿Maltrato? Jamás he observado, es muy posible, estamos hablando de hombres y mujeres que tienen sentimientos y a los hombres les dan celos y a las mujeres les dan celos. Es posible que haya habido episodios medio melodramáticos, incluso violentos entre parejas, así como actitudes machistas, sin lugar a duda.

Pero, por ejemplo, un episodio de violencia sexual contra una guerrillera es lo menos probable que yo me pueda imaginar en el mundo. Porque un episodio de violencia sexual contra una guerrillera es inevitablemente castigado con la pena máxima o si un guerrillero se sobrepasa o actúa de una manera agresiva contra mujeres de la población civil, también es objeto de fortísimos castigos.

No he visto una organización social o un grupo social donde en la práctica los roles femenino y masculino se hayan invertido totalmente a como sucede en la sociedad capitalista. Ahí los roles están totalmente equilibrados. La elaboración de los alimentos, el lavado de la ropa lo ejercen los hombres y ahí viceversa las mujeres no sólo cargan su fusil, sino que se disponen para las tareas más duras de abrir caminos, de abrir trincheras.

Desde el punto de vista práctico, de la rutina diaria de la guerrilla el concepto y la práctica del machismo no existe. Yo creo que algunos de los lugares donde más he visto evolucionada y realizada a la mujer es en el mundo insurgente.

Me río mucho de toda esa habladuría que hay sobre el maltrato a las mujeres y las mujeres objeto sexual y que las mujeres para poder ingresar tienen que pasar por los brazos de los comandantes. Eso me resulta novelado totalmente. Lo que se busca es desestimular el ingreso de las muchachas a la insurgencia y busca crear la sensación de que eso allá es un infierno machista, en el cual la mujer no es sino un objeto sexual para satisfacer los instintos de los demás. Pero yo creo que ellos se mueren de la risa allá y de la rabia también de oír esas versiones, porque el lugar donde mejor he visto yo a las mujeres es allá.

Gracias Jorge. Mi cariño, respeto y admiración para ti por tu convicción revolucionaria y tu consecuencia como profesional del periodismo, metido en el movimiento mismo de lo social y no sólo en los escenarios de las industrias mediáticas.

Gracias a ti.


Diciembre de 2009

LOS AFLIGIDOS CRIMINALES DEL RÉGIMEN URIBISTA, por Miguel Mármol


Tras darse a conocer el comunicado del Bloque Sur de las FARC-EP, con fecha 24 de diciembre de 2009, en el cual ésta organización revolucionaria acepta ser responsable del ajusticiamiento del gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuellar, Uribe y sus voceros, afligidos, condolidos y compungidos, una vez más, con la ayuda de falsimedia, lanzaron un sinnúmero de acusaciones, maldiciones y amenazas contra la insurgencia.
“Bandidos, cínicos, cobardes, matones, mentirosos, terroristas” son algunos de los términos utilizados por estos personajes que, como buenos manipuladores de conciencias que son, con estas palabras pretenden nuevamente confundir a las personas, apareciendo ellos como amigos de la paz, mientras presentan a la guerrilla como responsable de la violencia.
Una vez más quieren imponer a todas las personas su discurso a través del cual se presenta a las FARC-EP como una organización delincuencial, lo cual tiene además como objetivo el justificar no sólo la persecución contra las y los integrantes de ésta organización revolucionaria, sino contra quienes se solidarizan con su causa a nivel mundial.
Los medios al servicio de la oligarquía colombiana y del régimen narcoparamilitar uribista, conjuntamente con sus aliados mediáticos en el continente y el mundo entero, han manifestado su indignación por el hecho “brutal” cometido por las FARC-EP. Sobre los vínculos de Luis Francisco Cuellar con el narcoparamilitarismo, causante de masacres de campesinos colombianos en la misma zona donde este personaje era gobernador, no dicen nada.
Los muertos que hay que llorar son sólo aquellos que pertenecen al círculo de la oligarquía colombiana. Los campesinos cortados en pedacitos por las motosierras de los paramilitares no merecen ni una sola lágrima, a no ser que sirvan para los propósitos de manipulación propagandística del uribismo.
Si en Colombia no existiera un conflicto armado, la muerte de Cuellar, bajo las circunstancias en que se dio, no se hubiera producido. Pero la realidad colombiana es distinta. Allí hay una guerra. Y, lamentablemente, hay hechos que muchas veces sin ser previamente planificados, pueden suceder. Este es el caso del ajusticiamiento del gobernador del Caquetá que, ante la arremetida militar ordenada por Uribe “para rescatarlo a sangre y fuego”, tuvo que ser ejecutado por el comando guerrillero que lo hizo prisionero para juzgarlo por corrupto y por sus relaciones con el paramilitarismo.
Para confundir a las personas sólo basta con informar sobre este hecho en forma superficial, acompañándolo de elementos sensacionalistas para lograr que la gente se emocione y sienta como que fuera la muerte de un ser cercano lo sucedido con Luis Francisco Cuellar.
¡Las FARC son asesinas!, repiten una y otra vez.
Pero cuando el ejército colombiano lanza ataques crueles, feroces y mortíferos contra los campamentos de las FARC-EP donde mueren guerrilleros, como en el caso del comandante Raúl Reyes, o el ataque al frente 43 de ésta organización donde murieron 45 insurgentes en días recientes, no dudan en calificarlo como un acto legítimo para combatir a quienes ellos llaman “terroristas”. Personajes tan humanos como el ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva o su antecesor, el mafioso Juan Manuel Santos, gozan, ríen y se retuercen de satisfacción por cada guerrillero abatido.
¿No es eso cinismo? ¿No es hipocresía compungirse por la muerte de uno de sus allegados y llenarse la boca hablando de la paz, cuando se regocijan con la muerte de sus enemigos? ¿No es eso doble moral? Y de ninguna manera significa esto que a las y los revolucionarios no les daría gusto que el mundo se libre de personajes tan nefastos como Uribe. ¡Por supuesto que no!
Lo que debe quedar claro es el grado de manipulación que llevan adelante los propagandistas del uribismo para quedar ellos como santos o mansas palomas y hacer ver a los otros como los bárbaros. Esta posición cínica la dejó clara Uribe al declarar que “hay que acabar con todos esos bandidos para que el país pueda vivir en paz”. Es la lógica de los pacificadores, desde la época del colonialismo. Lo que cabe preguntar es ¿quién pacifica a esos pacificadores?
Ya hay voces honestas, como las de la agrupación “Colombianos por la Paz”, que han caído en el juego discursivo de los seguidores de Goebbels, al señalar que el acto de las FARC es injustificable desde todo punto de vista. De igual manera se equivocan cuando expresan la necesidad de buscar los mecanismos necesarios para humanizar la guerra.
En primer lugar, no se trata de justificar el ajusticiamiento de Cuellar por parte de la insurgencia fariana, sino de comprender las circunstancias que rodean a este hecho y, sobretodo la terquedad del régimen uribista de negarse a concretar un acuerdo humanitario para posibilitar el intercambio de prisioneros. Uribe ha sido tan indolente que, una vez que quedó libre Ingrid Betancourt y los agentes norteamericanos, no le ha importado para nada la suerte que corran los otros prisioneros en manos de las FARC-EP como se demuestra con las trabas que ha puesto para la liberación del cabo Moncayo y el soldado Calvo. En segundo lugar habría que recordar a ésta digna agrupación de colombianas y colombianos, entre las que destaca la figura de la senadora Piedad Córdoba, las palabras del Comandante Manuel Marulanda cuando al ser interrogado sobre la humanización de la guerra dijo que la mejor manera de hacerlo es acabar con ella.
Y no han sido las FARC-EP las que no han querido acabar con la guerra, sino la oligarquía colombiana y el imperialismo yanqui, que hoy cuenta con siete bases militares en Colombia, quienes destinan millones de dólares para continuar en el conflicto, además de oponerse tajantemente a llevar adelante un acuerdo que posibilite desde el punto de vista político, económico y social, la democratización de una sociedad dominada por una minoría de explotadores.
¡Tras de ladrones, bufones!, dijo Uribe a las FARC-EP. Su escupitajo le cayó en la cara al presidente narcoparamilitar. Sólo basta con recordar cómo fue reelegido con la ayuda de los paramilitares o como sostuvo reuniones en el “Paracio” de Nariño con esos criminales. Y la lista de bufonadas es extensa, como las declaraciones permanentes de que las FARC-EP van a ser derrotadas. El bufón mayor, Álvaro Uribe, está desesperado por reelegirse. En días pasados declaró que para su segunda reelección “deja todo en manos de dios”, cuando es sabido que trabaja con las mismas fuerzas que le permitieron anteriormente participar para una nueva elección presidencial.
Y como son verdaderos bufones, andan preocupados por un video que dicen que no han visto, pero que saben de que se trata, donde las y los realizadores exponen una cara distinta a la que la propaganda de la oligarquía santanderista colombiana y el imperialismo presentan sobre las FARC-EP.
El documental “FARC-EP, la insurgencia del siglo XXI” ha empezado a recorrer el mundo. Y, en cierta forma, Uribe y su bufón menor, Gabriel Silva, están contribuyendo a ello gracias a sus declaraciones.
¿Por qué están tan molestos?
El film es un golpe a la fabricación del consenso que la industria mediática pretende lograr sobre la imagen de las FARC-EP.
En este documental, realizado en la selva colombiana, se expone la calidad humana de las y los combatientes farianos, su entrega a la causa revolucionaria, su capacidad para enfrentar las dificultades, su alto nivel de preparación física y militar, su dedicación al estudio y el desarrollo de actividades culturales. De igual manera se puede apreciar la presencia de jóvenes, hombres y mujeres, que con decisión combaten para construir la Nueva Colombia.
No se trata de una exposición aduladora de las FARC-EP, que la presenta como un mundo idílico. El análisis dialéctico se hace presente al conjugar no sólo la exposición de los elementos propios de la subjetividad humana, de su psiquis, sino también de las condiciones materiales de existencia, de las relaciones sociales existentes en el seno de la sociedad colombiana, el papel intervencionista de los EE.UU., las causas reales generadoras de la violencia. Al contrario de las basuras producidas por falsimedia para denigrar a las FARC-EP, el film hace un estudio de la totalidad, interrelacionando cada hecho, entendiéndolos como procesos y no como sucesos sueltos, descontextualizados.
Allí se puede comprender, de la voz de una comandante guerrillera, las razones por las cuales en las filas de las FARC-EP las mujeres, sin ser obligadas a ello, deben practicar el aborto cuando por determinadas circunstancias quedan embarazadas, pese a que existe educación sexual y conocimiento de métodos anticonceptivos por parte de las y los combatientes farianos. Los mentirosos y pacatos como Silva no entienden que las condiciones de lucha en las que se desenvuelven las mujeres guerrilleras, les impele, en cierta forma, a que tengan que renunciar, en algunos casos, a su maternidad.
Lo que duele a los seguidores de Rambo o de Terminator, es que en el documental se muestre el verdadero papel que tienen las mujeres en la insurgencia como combatientes, como trabajadoras, como camaradas.
Eso les fastidia, así como el hecho de presentar a una guerrilla que realiza trabajo agrícola, que produce sus propios alimentos, demostrando la falacia de que viven de la droga, cuando en el vídeo se escucha a una hermosa combatiente fariana explicar que las FARC-EP plantean no una política represiva sobre este tema, sino una política educativa, a la vez que en forma abierta señalan que se debería legalizar la droga para acabar con las mafias del narcotráfico, exponiendo además la necesidad de llevar a cabo una política de sustitución de cultivos que posibilite a los campesinos tener una vida diferente, con mejores condiciones de existencia.
Y les duele asimismo ver a una guerrillerada con una moral elevada, sólida en sus principios, con convicciones profundas, con un alto grado de organización y, sobre todo, alegre, llena de humor.
Los inquisidores del régimen uribista tratarán de impedir que el documental “FARC-EP, la insurgencia del siglo XXI” sea visto en el mundo.
Por el momento dicen que los aparatos de inteligencia colombianos, bajo las órdenes estrictas de Uribe, conjuntamente con la Interpol, con la CIA y el Mossad están investigando en los archivos policiales del mundo para descubrir quienes son los tales Diego Rivera, Frida Kahlo, Julius Fucik, así como un tal Alejo Carpentier, de quien dicen sería un peligroso agente del G2 cubano.

Patria Grande, enero de 2010